La práctica espiritual es reconocer lo que tenemos que perder, perder con gracia y reconociendo su lugar para encontrarlo. Toda pérdida es dolorosa, vergonzosa, decepcionante o exasperante. Piensa en lo que se siente cuando el equipaje lo pierdes al final de un largo vuelo y el servicio al cliente parece más inclinado a justificarse que ayudar a encontrarlo. ¿Qué tan fácil y tentador es permitir que los estados mentales negativos se hagan cargo y dar al ego -que registra todas las pérdidas como una afrenta personal- el espacio que necesita para usurpar tu juicio. Cada pérdida, por pequeña y temporal que sea, establece los ecos de todas las pérdidas anteriores de nuestra vida: es por eso que tan fácilmente sobre-reaccionamos sin control.La meditación y el autocontrol son algunas de las prácticas de la Cuaresma, que tienen su propio valor y que nos dan un lugar en la vida cotidiana, ya que nos fortalece para soportar la primera oleada de sentimientos negativos, recordando que, por pequeña o grande la pérdida a la que se es sometido, es un hallazgo a seguir - con tanta certeza como la resurrección sigue a la muerte.
Laurence Freeman OSB