No cabe duda de que para ellos las cosas no fueron fáciles y de que hubo tiempos de duda, desaliento y fracaso. Pero como vemos también a través de personas relevantes como Nelson Mandela, Gandhi, Oscar Romero, el amor a los enemigos no es un ideal imposible. Para alcanzar este don – necesario en cualquier caso para nuestra propia paz mental – dos cosas deben estar en su sitio correcto. La primera es que tenemos que saber que realmente Dios nos ama tal y como somos; y la segunda es que en consecuencia tenemos la gracia de la resistencia y la perseverancia. En su vejez, San Patricio escribió sobre su vida con gratitud por esta gracia mientras rememoraba sus tiempos de “prosperidad y adversidad”- Juan Casiano utiliza estas mismas palabras para describir la fidelidad a nuestro mantra, a través de los altibajos de nuestra peregrinación interior. El peregrinaje encarna una misión.
Laurence Freeman