Estás cenando con un grupo durante la Cuaresma y de pronto aparece el postre. Has hecho la promesa de no comer postres durante la Cuaresma. De pronto todo parece un tanto infantil y resulta que ese es tu postre favorito. Y entonces… Puedes ver que otros no aceptan comerse el postre. Tal vez están a dieta, haciendo un ayuno – o un poco de ambos pues toda motivación humana es variable. En todo caso, te fortaleces por su ejemplo y te sientes humilde por tu propia debilidad y comienzas de nuevo. La historia de la vida espiritual – nunca perfecta, siempre redentora.
Laurence Freeman