“Algo extraño está sucediendo” – una homilía del Sábado Santo en el Siglo II comienza con esa reflexión, vaga y firme a la vez. No es como cualquier otro día porque carece de un significado exacto. Luego del entierro, cuando la gente se retira a sus casas y todos los platos se han lavado hay un largo silencio y un vacío infinito. El viejo lenguaje de la relación se ha disuelto y uno nuevo todavía debe tomar forma. Entre dos maneras de conocer solamente sabemos con certeza que no sabemos. Sin saberlo, así como un claro en las nubes o una rajadura en la cortina, una especie de luz nunca vista antes promete revelarse. Pero no hay certeza. Ya nada es seguro. En estos momentos de vivir al borde de dos mundos tenemos solamente la luz de la fe, en sí consciencia pura. La muerte aún está siendo asimilada. Laurence Freeman OSB
(Traducción de Mónica Thompson)