Es un privilegio para alguien de afuera, poder entrar a una prision y meditar con los presos. Como cualquier otro grupo marginalizado, ellos han sido alejados de cualquier tipo de relaciones normales, y por lo tanto, su nivel de conciencia es o puede ser, inusualmente directo y honesto. No todos los prisioneros llegan a meditar. Pero en mi experiencia, al hablar en prisiones, como lo hice hoy, ellos son muy receptivos a la oportunidad. Cuando el mensaje de la oración, como atención, llega a cruzar las diferentes capas del dolor y la humillación, aparece un momento de felicidad no común para todos los involucrados. Por un momento, el espiritu del amor y de la libertad fluye en una corriente lúcida de comprensión y comunicación. La presencia espiritual, que vá más allá del nombre, es muy muy fuerte después del silencio profundo y confiable de la meditacion. Cuando termina la meditacion, me doy cuenta de que el oficial de la prisión, que esta sentado atras cuidando todo, y que estaba obligado a estar ahí para protegernos, estaba meditando, también. Había cerrado sus ojos, y debe haber entrado en una meditacion muy profunda, ya que le estaba llevando tiempo abrirlos despues de haber sonado la campana. ¿Que mejor ejemplo puede haber del poder del silencio, cuando este puede reconciliar y hacer trascender a bandos opuestos? San Benito dice que la vida monástica debería ser siempre como la Cuaresma. Yo pienso que lo que él quiere decir es que necesitamos vivir en el corazón de la pérdida y del desapego si queremos vivenciar la savia, la esencia creciente de una nueva vida. A véces, es más fácil ver esto en las celdas de las prisiones, que en las de los monasterios. Pero, como en la vida de un prisionero, la pérdida es involuntaria, también puede ser mas dificil aceptarla y saber aprovecharla. Ya sea adentro o afuera, la Cuaresma se trata de la liberacion del apego a las cosas, a las personas y a los pensamientos irreales sobre ellos. El primer paso para llegar a esto es la aceptación de nuestro ser, cómo es y dónde está. Esto se repite continuamente a niveles mas profundos de simplicidad, hasta que entendemos que somos sostenidos y aceptados en los brazos amorosos de Dios.
Laurence Freeman OSB
(Traducción de Vicky de Levín)