20 mar 2011

Miércoles, 1a. semana de Cuaresma. Mensaje del P. Laurence Freeman OSB

Camina por el paseo marítimo, junto al mar de Bandra, en la opulenta y muy cristiana sección de Bombay y verás lo rápido que una sociedad puede avanzar en lo material. La juventud tiene lo último en tecnología, además de las mejores marcas de diseñadores. Los mayores cuentan con quien los cuide y amigos con quien sentarse a chismosear. Hay un aire de confianza, de exhibición. La gente aquí disfruta mostrándose mutuamente, mientras aprecian al sol totalmente rojo hundirse en el mar. Podemos hacer y sentir más de una cosa a la vez y uno de estos placeres puede aumentar el otro. "Mírenme. Me siento bien de estar así de bien. Es un hermoso atardecer"A un brazo de distancia hay un universo paralelo, aparentemente invisible para éste. Algunos erizos de mar - de la especie humana, no equinodermos - corretean por la playa debajo del paseo marítimo. Están vestidos con harapos y la delgadez de sus extremidades muestra que la riqueza de la nueva India no ha llegado aún allí. Es difícil decir lo que están haciendo. Jugando, limpiando o hasta haciendo algo ilícito. De todos modos, ellos no están floreciendo en su casi invisible juventud, están simplemente sobreviviendo sin padres o apoyo. No tienes que ir a India para ver estos universos paralelos porque en el camino de la vida están, aunque nuestras preocupaciones por los lujos usualmente servirán como filtro para no verlo y se convierten entonces en invisibles. No podemos calcularlo, aceptarlo, en nuestro propio mundo, así que es mejor eliminarlo. Solo miremos en los centros comerciales, en las estaciones del tren, en las puertas de cualquier almacén por la noche en cualquiera de las grandes ciudades del mundo. Como Jesús dijo: "A los pobres, siempre los tendréis con vosotros". Entonces si la Cuaresma significa algo, es el tiempo para remover estos filtros de percepción, estas gafas que no nos permiten ver. Para así poder apreciar la totalidad del espectro de la vida a través de los ojos de la verdad y la compasión. Si la meditación es real, logrará esto y nosotros podremos verlo todo, incluyendo la presencia de Dios en la soledad y todas las necesidades humanas, con una nueva luz.
Laurence Freeman OSB
(Traducido por Claudia Quiñones)