20 feb 2010

Mensaje de Cuaresma del P. Laurence, 18 de Febrero



Entonces dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Ya que cualquier persona que quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero si pierde y arruina su vida? "(Lc 9)
En la Cuaresma, trabajamos con la atención y la interioridad, con consideración y compasión por los demás, para familiarizarnos con esta paradoja central de la existencia humana. Por medio de la renuncia logramos una mayor integración. Y la unidad se consigue más directamente por medio del abandono. El ego se siente profundamente confundido y asustado de entrar en esta paradoja. "Sin duda, la unidad debe venir por la adquisición y asegurándonos lo que tenemos, razona?
En el centro de esta sabiduría se encuentra el misterio de la muerte. Nuestro miedo a morir bloquea muchos de nuestros intentos por llegar a estar más plenamente vivos. Empezamos a zafarnos de esta doble atadura y de la ignorancia endémica al comprender la gracia del perdón.
La disciplina de la Cuaresma se convierte fácilmente en egocéntrica si no se ve atenuada por la gracia - que comienza a crecer sólo cuando se aplica por primera vez a nosotros mismos. Para aceptar y abrazar nuestras propias imperfecciones, para amarnos a nosotros mismos como somos y no como si fuéramos un ídolo de moda creado por el perfeccionismo - se trata de perdonarnos. Una vez que lo hemos hecho, la gracia fluye más fácilmente en todas nuestras relaciones y hacia adelante, profundamente en nuestras vidas. El bálsamo de la reconciliación restaura nuestra mente herida le da la fuerza y la claridad necesaria para renunciar a nosotros mismos, para tener el reflector de la conciencia fuera de nosotros mismos. Para amar.
Entonces vemos mejor la diferencia entre el deseo y la necesidad, entre la fantasía y la realidad. Nos deslizamos en la obediencia a la gran ley de la renunciación y no luchamos contra ella con una falsa idea del sacrificio. La meditación despierta y aplica esta sabiduría en forma pura y en las partes más simples y pequeñas de nuestra existencia. Esto es lo que es la meditación. Y la verdad que se experimenta a nivel más profundo que el pensamiento durante la meditación gradualmente se convierte en algo más que una idea. Se convierte en un modo de vida, un modo de vivir plenamente.
Laurence Freeman