Laurence Freeman OSB, director de la Comunidad
Mundial para la Meditación Cristiana, ha visitado por 5a vez a la
comunidad de meditadores de Caracas, realizando aquí una serie de actividades.
Dentro de las actividades realizadas por el P. Laurence destaca un retiro de meditación y silencio durante los días 7 y 8 de Noviembre 2012, en la Parroquia Sta. María Madre de Dios de Manzanares, Caracas. Como en ocasiones anteriores contamos con la excelente
traducción de Francisco Wulff, quien vino directamente desde Toronto, Canadá,
para acompañarnos. Asistieron al retiro, 80 participantes.
El tema tratado por el P. Laurence durante las cuatro charlas del retiro se tituló "La Caverna del Corazón: La oración como Jesús la enseñó". Inició el tema indicándonos que la esencia de la oración no está en las palabras o intenciones, sino, en la experiencia de una interioridad personal profunda. En otras palabras, es en esta Caverna del Corazón, donde nos encontramos con la oración tal como Jesús la enseñó y es a partir de ahí como es posible descubrir que la oscuridad de la Fe está llena de la luz del amor.
El tema tratado por el P. Laurence durante las cuatro charlas del retiro se tituló "La Caverna del Corazón: La oración como Jesús la enseñó". Inició el tema indicándonos que la esencia de la oración no está en las palabras o intenciones, sino, en la experiencia de una interioridad personal profunda. En otras palabras, es en esta Caverna del Corazón, donde nos encontramos con la oración tal como Jesús la enseñó y es a partir de ahí como es posible descubrir que la oscuridad de la Fe está llena de la luz del amor.
El P. Laurence, explicó cómo la meditación cristiana
es una disciplina, una práctica, una experiencia personal de entrega al Maestro que es Jesús,
quien ora con nosotros y por nosotros y nos transforma produciendo beneficios físicos,
psíquicos y espirituales. Durante la meditación renunciamos a nosotros mismos y nos sustraemos de nuestros pensamientos, deseos, planes, preocupaciones y
fantasías personales. Para esto, repetimos de principio a fin una palabra o fórmula en
arameo, MA-RA-NA-THA (Ven Señor, Jesús), vaciando así nuestra mente,
dando entrada en ella a Dios y a su gracia.
Esta experiencia permite que se expandan los horizontes de nuestra propia conciencia y así nos vamos familiarizando y confiando en el Espíritu Santo que es nuestro guía en el interior de la caverna del corazón.
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Nos indica el P. Laurence que repetir el mantra o fórmula con
disciplina, como discípulos, nos va calmando y paulatinamente conduciendo al
objetivo final que es dejar el ego de lado y renunciar a nuestras posesiones.
Sin embargo, no se sabe cuanto tiempo nos tome, pueden ser 30 años. En este
camino nos vamos volviendo pobres; así, también Jesús, se hizo pobre para que
nosotros nos volviéramos ricos en espiritualidad. Al repetir el mantra dejamos
ir nuestros miedos, pertenencias, preocupaciones, etc. y entramos en la pobreza
de espíritu, un regalo pleno de Dios para nosotros por medio del cual se nos
otorga el poder de darnos a nosotros mismos, clave esta, de nuestra propia humanidad.
Así nos explica el P. Laurence que durante el
viaje de la meditación avanzamos desde estadios o niveles muy superficiales
hasta los más profundos. Una vez allí llega el momento del encuentro con Jesús,
es decir el momento en que podemos reconocerlo. En otras palabras, aunque Jesús,
está a nuestro lado en cada paso del viaje de la meditación, no nos damos
cuenta. Es como si al iniciar el camino de la meditación recibiéramos a Jesús
como un regalo muy envuelto y empaquetado que nos impide verlo. A medida que la
transitamos, vamos removiendo las capas de papel que lo envuelven, logrando
finalmente abrir el paquete. Es entonces cuando podemos reconocer el regalo, que
no es otro, que la presencia de Jesús. Este reconocimiento de Jesús en nuestro interior
representa el viaje mas importante de nuestra vida y la meditación cristiana
nos conduce a este encuentro.
En el programa del retiro, se incluyeron
actividades de descanso y relajación optativas para los participantes, como
caminatas contemplativas por los bellos jardines de la Parroquia, así como 2
sesiones de Yoga, en la mañana y en la tarde del miércoles, orientadas por
Aquiles Rangel.
@ Reseña de Carmen Elena Contreras