6 dic 2017

Reflexión de adviento 2017: Primera semana

Las siguientes reflexiones son tomadas de las lecturas de los cuatro domingos de adviento. El adviento es una temporada en sí misma, es el período previo a la Navidad. Se obtiene un mayor beneficio cuando se leen los pasajes de la Escritura, por lo cual se proporcionan las referencias bíblicas,  están disponibles en el sitio wccm.org. Además del domingo puede ser útil leer las reflexiones durante el resto de la semana.


Primera semana de adviento. ( domingo 3 de diciembre: Is 63:16b-17,19b, 64:2-7; 1Cor 1:3-9; Mc 13:33-37)

Los profetas no son adivinos, aún y cuando nosotros anhelemos en secreto saber lo que va a suceder o conocer el futuro. Isaías es un profeta y su regalo para nosotros no es una predicción sino un recordatorio de carácter muy urgente, nos recuerda estar real y completamente en el presente. Él es alguien que ha experimentado a Dios y no se lo puede sacar de la cabeza, aunque como cualquier creyente, a veces quisiera ser libre de Dios. Isaías trata este asunto haciéndose la siguiente pregunta sobre Dios: “¿Por qué nos dejas extraviarnos de tus caminos y permites que nuestros corazones se endurezcan?”.

No obtendremos respuestas definitivas a esta clase de preguntas, pero el solo hecho de preguntar nos ayuda a clarificar el dilema humano. Si Dios es Dios, un Dios que es bueno, amoroso, preocupado por nosotros, ¿Por qué nos desviamos del camino tan fácilmente y con tanta frecuencia?¿Por qué Siria?  ¿Por qué el tráfico de personas? ¿Por qué los prisioneros políticos y la tortura?  ¿Por qué paraísos fiscales en el extranjero? ¿Por qué se endurecen las divisiones asociadas con la política estadounidense y europea? A medida que el adviento comienza, ésta es una buena pregunta para mantenerse fresco e incrementar conscientemente nuestra espera y que ésta no disminuya. La palabra “adviento” significa que algo está por venir, que algo bueno o malo, se dirige directo hacia nosotros.

Isaías anhela la llegada del momento en que seremos “conscientes de ti en nuestros caminos”, en lugar de constantemente olvidarnos que “ somos barro en manos del alfarero”. Así que quizás la respuesta al fracaso humano no está en Dios, sino en algo humano, en nosotros y especialmente en nuestro olvido.

Entonces, hoy y durante esta tiempo litúrgico, Jesús tiene una palabra para nosotros: vigilar. Lo cual significa hacer un esfuerzo para ver, prestar atención, mirar atentamente, estar alerta todo el tiempo. La vigilancia es una antigua virtud. Lo anterior no significa llenar de mas palabras, planes, informes, reuniones y proyecciones. Si somos vigilantes, lo anterior será misericordiosamente reducido y la colaboración se incrementará. Vigilar significa simultáneamente mantenerse enfocado y expandir nuestro campo de conciencia. Si este acto de equilibrio se  pierde, nos volvemos distraídos u obsesivos y entonces todo se desmorona.

Por lo tanto, la contestación a la pregunta del profeta Isaías no es una contestación sino una respuesta. La respuesta es un cambio en nuestro comportamiento, en nuestra práctica. El mantra coordina esto para el meditador. La señal de que somos vigilantes es lo que observa Pablo con espontaneidad y gratitud en la segunda lectura: “no les falta ningún don de la gracia.” En realidad todo está dado si podemos verlo.

(Me encontraba buscando en google el capítulo 13 del evangelio de San Marcos para revisar el texto griego). La búsqueda en google me mostró un rifle de francotirador. Ese es un tipo de vigilancia pero no la que deberíamos tener durante el adviento.