14 oct 2012

La Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana, presentada en el Sínodo de Obispos en Roma


Rowan Williams, Arzobispo anglicano de Canterbury, fue invitado al Sínodo de Obispos en Roma y habló del aporte de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana al mundo cristiano de hoy.

Como el primer arzobispo de Canterbury que es invitado a participar en un Sínodo de Obispos en Roma, el arzobispo Rowan Williams habló sobre la profunda conexión entre la contemplación y la tarea de la evangelización. Les recomiendo tomarse un tiempo para leer el texto original en inglés y reflexionar sobre la riqueza y la belleza de su discurso en el enlace al final de este artículo (en inglés). 

Estos pasajes que transcribimos en español mencionan tanto a nuestra comunidad de meditadores como a la importancia de promover la meditación con niños y los jóvenes. Su alocución iba dirigida a Su Santidad, 259 cardenales y obispos de todo el mundo y representantes de otras Iglesias.

Dice el arzobispo Rowan Williams:

"En la práctica, esto puede sugerir que donde quiera que se estén desarrollando iniciativas para llegar a través de vías nuevas a cristianos no practicantes, o al público post-cristiano, debería realizarse un trabajo serio para anclar ese esfuerzo en alguna práctica contemplativa ecuménicamente compartida. En la misma forma en que Taizé ha desarrollado una "cultura litúrgica" internacional, accesible a una gran variedad de personas, una red como la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana, con sus fuertes raices y afiliaciones benedictinas, ha abierto posibilidades renovadas para todos nosotros. Lo que es más, esta comunidad ha trabajado duro en hacer accesible  la práctica contemplativa a los niños y jóvenes, y esto merece el mayor apoyo posible".

"Después de haber visto de primera mano -en los colegios anglicanos de Gran Bretaña- como los niños pequeños pueden responder calurosamente a la invitación ofrecida por la meditación en esta tradición, creo que su potencial para introducir a los jóvenes a lo más profundo de nuestra fe es muy grande. Y para aquellos que se han alejado de la práctica regular de la fe sacramental, los ritmos y las prácticas de Taizé o de la WCCM son a menudo una forma de volver al corazón y hogar sacramental cristiano. Lo que la gente de todas las edades reconoce en estas prácticas es simplemente la posibilidad de vivir más humanamente - porque viven con menos codicia desenfrenada, en convivencia con el silencio, viviendo en la expectativa de aprender, y sobre todo, de vivir con la conciencia de que existe una sólida y duradera alegría por descubrir en las disciplinas del olvido de sí mismo, que es muy diferente al de la gratificación inmediata del impulso del momento.''