3 jul 2007
Calidez y Hermandad en Asunción, Paraguay
La semana del 2 de julio tuve la oportunidad de visitar Asunción, Paraguay, por razones de trabajo. Fue realmente un placer y un honor el haberme podido reunir también con el grupo de meditación cristiana que se junta en el Instituto Buscando la Vida, bajo el liderazgo de Miriam Ritter. Les agradecí mucho el que hubiesen tomado el interés y dedicado el tiempo para recibir a este visitante amigo.
Esta es una de las maravillas de pertenecer a una comunidad y especialmente a una comunidad espiritual como la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (WCCM). Mónica Thomson me fue a buscar al hotel y me subí a su auto con una sonrisa en la cara que sólo se equiparaba a la de ella, y hasta ese momento éramos dos perfectos extraños.
La recepción en el Instituto Buscando la Vida no pudo ser más cálida. Un círculo de hermanos listo para la meditación cristiana en la tradición de los Padres del desierto, de John Main y Laurence Freeman. Después de saludarnos y presentarnos todos, Ada Centurión inició nuestros treinta minutos de meditación con la lectura de un texto del P. Laurence, e inmediatamente continuamos con la meditación en quietud y silencio. Al terminar, Ada leyó el versículo "Padre, que ellos sean uno, como tú y yo somos uno..." y comenzamos una ronda de intercambios sobre lo que esta experiencia significaba para cada uno. Fue un intercambio muy sincero donde todos hablamos. Yo tal vez hablé demasiado para ser un simple visitante, pero de alguna manera tenía que pagar tanta calidez.
La importancia de la atención plena a cada momento, a cada situación, a cada interacción humana, resaltó como el tema protagonista. Concluimos que la atención plena es la primera y más importante expresión del amor, y que la meditación nos ayuda a extender esa atención a cada uno de los momentos del día.
También conversamos sobre los efectos de la meditación y concluimos que hay una lista de beneficios o frutos del espíritu, pero que la transformación interior de cada uno es distinta según lo que cada uno necesite, y que nuestro Maestro interior orienta esa transformación. También comentamos sobre la dimensión trascendente de la meditación, cuando nos vaciamos del Ego y nos conectamos a la fuente de nuestro ser, al Maestro interior, lo que llena de sentido nuestra vida y reduce nuestra angustia existencial.
Por último, comentamos sobre la satisfacción que sentíamos al poder practicar la meditación en nuestra tradición cristiana, con una visión ecuménica de apertura, respeto y hermandad hacia todos los caminos espirituales.
Igualmente, no dejé de asombrarme del excelente trabajo que realiza en Paraguay la Fundación En Alianza, en su esfuerzo por mejorar la educación a través de mejores textos escolares y apoyo al trabajo de los maestros. Por otra parte, el Instituto Buscando la Vida, uno de las iniciativas de la Fundación, trabaja en el apoyo a los adultos para su crecimiento personal y es aquí donde la meditación cristiana es una herramienta privilegiada.
Esta es una de las maravillas de pertenecer a una comunidad y especialmente a una comunidad espiritual como la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana (WCCM). Mónica Thomson me fue a buscar al hotel y me subí a su auto con una sonrisa en la cara que sólo se equiparaba a la de ella, y hasta ese momento éramos dos perfectos extraños.
La recepción en el Instituto Buscando la Vida no pudo ser más cálida. Un círculo de hermanos listo para la meditación cristiana en la tradición de los Padres del desierto, de John Main y Laurence Freeman. Después de saludarnos y presentarnos todos, Ada Centurión inició nuestros treinta minutos de meditación con la lectura de un texto del P. Laurence, e inmediatamente continuamos con la meditación en quietud y silencio. Al terminar, Ada leyó el versículo "Padre, que ellos sean uno, como tú y yo somos uno..." y comenzamos una ronda de intercambios sobre lo que esta experiencia significaba para cada uno. Fue un intercambio muy sincero donde todos hablamos. Yo tal vez hablé demasiado para ser un simple visitante, pero de alguna manera tenía que pagar tanta calidez.
La importancia de la atención plena a cada momento, a cada situación, a cada interacción humana, resaltó como el tema protagonista. Concluimos que la atención plena es la primera y más importante expresión del amor, y que la meditación nos ayuda a extender esa atención a cada uno de los momentos del día.
También conversamos sobre los efectos de la meditación y concluimos que hay una lista de beneficios o frutos del espíritu, pero que la transformación interior de cada uno es distinta según lo que cada uno necesite, y que nuestro Maestro interior orienta esa transformación. También comentamos sobre la dimensión trascendente de la meditación, cuando nos vaciamos del Ego y nos conectamos a la fuente de nuestro ser, al Maestro interior, lo que llena de sentido nuestra vida y reduce nuestra angustia existencial.
Por último, comentamos sobre la satisfacción que sentíamos al poder practicar la meditación en nuestra tradición cristiana, con una visión ecuménica de apertura, respeto y hermandad hacia todos los caminos espirituales.
Igualmente, no dejé de asombrarme del excelente trabajo que realiza en Paraguay la Fundación En Alianza, en su esfuerzo por mejorar la educación a través de mejores textos escolares y apoyo al trabajo de los maestros. Por otra parte, el Instituto Buscando la Vida, uno de las iniciativas de la Fundación, trabaja en el apoyo a los adultos para su crecimiento personal y es aquí donde la meditación cristiana es una herramienta privilegiada.
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